Miedos

Gabinete de Psicología Montserrat Guerra
Psicologo Infantil en Santander

PSICOLOGA PARA MIEDOS EN NIÑOS – Todos los niños sienten Miedo, es algo natural y necesario cuyo objetivo es velar por su supervivencia, pero cuando este miedo es desadaptativo (no obedece a ninguna causa real de peligro potencial o se sobrevaloran las posibles consecuencias) el resultado es un alto sufrimiento para el niño y sus padres. El miedo, puede entonces condicionar su capacidad para afrontar situaciones cotidianas.

Los niños a lo largo de su desarrollo sufrirán y experimentarán numerosos miedos: a la separación, a los extraños, a los ruidos fuertes, a la oscuridad, a quedarse solos, a los animales, al colegio y así podríamos continuar con un muy largo etc. La mayoría serán pasajeros y no representarán ningún problema, irán apareciendo y desapareciendo en función de la edad y del desarrollo psiconeurológico. Estos miedos, a través del aprendizaje, resultarán muy útiles en muchas ocasiones pues les podrán ayudar a enfrentarse de forma adecuada y adaptativa a situaciones difíciles, complicadas, peligrosas o amenazantes que puedan surgir a lo largo de su vida y su función fundamental será protegerles de posibles daños generando emociones que formarán parte de su continua evolución y desarrollo (por ejemplo el niño no debe tener miedo a los toboganes pero sí debe ser prudente al bajarlos y jugar en ellos).

Por tanto no sólo será normal sino también necesario que los niños experimenten miedos específicos y concretos ante situaciones, objetos y pensamientos que impliquen peligro o amenaza real, evitando así correr potenciales riesgos innecesarios que puedan poner en peligro su vida, su salud o su bienestar físico o psicológico, pero sin que en ningún momento éstos sean lo suficientemente importantes como para alterar de forma significativa su vida o su desarrollo cognitivo o emocional.

Estos son algunos de los miedos más comunes en los niños;

  • a la oscuridad.
  • a dormir. “Ir a la cama es una tortura que parece no tener fin”. Pesadillas y Terrores nocturnos.
  • al colegio. “Se niega a ir al colegio”.
  • a estar solo. No es capaz de separarse de sus padres.
  • a los desconocidos.
  • a los animales.
  • Miedo a la enfermedad y al daño físico.
  • etc.

Miedos considerados como normales dentro del desarrollo madurativo:

  • De 0 a 1 año:

Temor ante la pérdida de apoyo, a los desconocidos, a separarse de los padres… (estos miedos se consideran programados genéticamente y de un alto valor adaptativo pues nos ayudarán a sobrevivir ante posibles amenazas o peligros).

  • De 2 a 4 años:

Se inicia la evolución de los auténticos miedos infantiles, la mayoría de los miedos a los animales comienzan a desarrollarse en esta etapa y pueden perdurar hasta la edad adulta. Nos encontramos con temor a las caídas, a los animales, a los extraños, a los ruidos fuertes, a la oscuridad, a los coches, a separarse de los padres, a los cambios en el entorno, a las máscaras… el niño puede explorar su entorno por lo que los temores van aumentando pues hay mayor probabilidad de encontrarse con situaciones de peligro, aparecen las respuestas de evitación al huir del estímulo atemorizante y correr al encuentro de los padres. La naturaleza de los miedos y el desarrollo cognitivo también cambia por lo que los miedos van tomando un carácter más social y lo habitual es que vayan desapareciendo progresivamente a medida que el niño crece y se enfrenta a ellos.

  • De 4 a 6 años:

Se mantienen los miedos de la etapa anterior pero van incrementándose los estímulos que potencialmente pueden ser capaces de generar miedo como, ruidos fuertes o extraños (en ocasiones producto de su imaginación), truenos y relámpagos, a la gente mala, a los cambios en el entorno, a las máscaras, a las alturas, a las catástrofes, y a los seres imaginarios (monstruos y fantasmas), a las lesiones corporales, a dormir solos o quedarse solos… Entran en escena los estímulos imaginarios, se van añadiendo situaciones de lo más variadas y estímulos fóbicos diversos que pueden perdurar hasta la edad adulta.

  • De 6 a 9 años:

Los miedos tendrán ahora mayor realismo y serán más específicos, poco a poco irá desapareciendo el mundo fantástico y el temor a los seres imaginarios pero irán tomando mayor relevancia temores más específicos y concretos como temor a la oscuridad, al daño físico y a las heridas, a la crítica o al ridículo por la ausencia de habilidades escolares y deportivas, al colegio, al fracaso escolar, a los animales, a ser observado, al aspecto físico, también se incrementan los temores transmitidos por los medios de comunicación… Poco a poco irán desapareciendo unos miedos e incrementándose otros en función de cómo hayan superado los pequeños enfrentamientos que se hayan ido presentando a lo largo de su corta vida.

  • De 9 a 12 años:

Al igual que en la etapa anterior la realidad cognitiva va tomando mayor relevancia, comienzan a tomar conciencia de miedos concretos y específicos pero más basados en la realidad objetiva como miedo a los incendios, a los truenos y relámpagos, a los exámenes, al rendimiento académico, al fracaso escolar, a las lesiones corporales, a los accidentes, a contraer enfermedades graves, a la muerte, se incrementa el sentido del ridículo, aparece el temor a conflictos graves entre los padres (peleas, separaciones, divorcios) o al mal rendimiento escolar, se incrementa el miedo a los compañeros y en especial a los que se muestran agresivos.

A estas edades suele darse un leve repunte de miedos que parecían superados.

  • De 12 a 18 años:

En esta etapa se reducen los miedos a animales y a estímulos concretos para ir dando paso a temores relacionados con la autoestima personal (capacidad intelectual, aspecto físico, temor al fracaso personal o escolar) y a las relaciones sociales (preocupación por el rechazo o reconocimiento por parte de sus iguales, compañeros de clase…), a las críticas…

En esta etapa comienza el distanciamiento familiar y la necesidad de experimentar nuevos riesgos como una forma de autoafirmarse dentro del grupo de amigos, poco a poco irán dejando atrás las etapas infantiles y tomando protagonismo el grupo de pertenencia.

  • A partir de los 18 años:

Los temores irán evolucionando debido al aprendizaje, a las experiencias propias o presenciadas en personas ajenas, algunos serán necesarios y adaptativos pues nos ayudarán a estar en estado de alerta y precaución ante las distintas situaciones que puedan requerirlo y saldremos fortalecidos, otros se superarán sin dejar ninguna huella pero otros derivarán en auténticas fobias con todas las consecuencias que puedan derivarse de ello. De ahí que sea fundamental prevenir, resolver y adquirir los recursos y habilidades necesarias para poder enfrentarnos y responder satisfactoriamente al medio tanto interno como externo e impedir que un miedo que en principio es adaptativo termine derivando en una fobia que ya no es adaptativa sino patológica.

El miedo puede ser a múltiples situaciones y cosas, ya que depende de la edad y de las vivencias del propio niño. Cuando el miedo es desmedido y condiciona la vida del niño es necesario pedir ayuda para superar ese bloqueo.