Un filósofo se encontraba de peregrinaje y observa a un hombre muy cansado que está picando piedras, le pregunta: “¿qué está haciendo señor?”. “Acaso no ve, pico piedras; es duro, me duele la espalda, tengo sed, tengo calor. Practico un sub-oficio, soy un sub-hombre”.
Continúa y ve más lejos a otro hombre que pica piedras y que no se ve tan mal. “¿Señor, qué hace?” – “Gano mi vida. Pico piedra, no he encontrado otro oficio para alimentar a mi familia, estoy contento de tener éste”.
El peregrino continúa su camino y se aproxima a un tercer picapedrero que se muestra radiante y sonriente y le hace la misma pregunta, y este responde: “yo señor, construyo una catedral”.
El hecho es el mismo, la atribución de sentido es completamente diferente. Cuando se tiene una catedral en la cabeza, no se pica piedra de la misma manera. Por supuesto, la catedral es una metáfora que se refiere a algo grande, al fin último del trabajo propio y el trabajo en equipo.