Montserrat Guerra, en su participación en el programa “Más de Uno” de Onda Cero Cantabria, ha abordado el delicado tema de las relaciones familiares tóxicas. Con su intervención sobre las relaciones familiares tóxicas, a menudo tabú en nuestra sociedad, trata de desafiar la creencia cultural de que siempre debemos mantener una relación ideal con nuestros familiares, y que expresar críticas o inconformidad hacia ellos/as es algo mal visto.
En el día a día, es común escuchar hablar sobre relaciones tóxicas, pero ¿Qué sucede cuando esa toxicidad proviene de la propia familia? Un estudio revela que el 30% de la población ha experimentado una relación familiar tóxica, y aunque puede resultar difícil admitirlo, es crucial reconocer estos patrones para proteger nuestra salud mental.
Guerra ha confirmado, debido a su gran experiencia en el ámbito de la psicología, que en nuestra cultura existen ideas preconcebidas que nos invitan a no «quejarnos» de la familia o nos enseñan que hay que obedecer a los padres o madres sin cuestionarles. Sin embargo, este tipo de relaciones, sobre todo cuando involucran a miembros cercanos como padres, madres o hermanos/as generan sentimientos de vergüenza y culpa. Guerra ha comentado que cuando estas personas acuden a consulta expresan la culpabilidad que sienten y al dolor interno que tienen.
La directora del gabinete ha querido señalar la importancia de no confundir sinceridad con sincericidio. La sinceridad es la capacidad de decir la verdad de manera honesta, asertiva y respetuosa. El sincericidio, por otro lado, es una forma de sinceridad extrema o mal gestionada, donde la persona dice la verdad de manera brusca, sin filtro o sin considerar las consecuencias emocionales o sociales de sus palabras.
Con esta aclaración Guerra ha querido transmitir que si usted decide hablar con ese familiar con quién tiene una relación tóxica debe aplicar la sinceridad, siendo asertivo ya que “soltarle todo lo que piensa de golpe no es la solución adecuada”.
Los indicadores de una relación familiar tóxica son variados, pero Guerra ha comentado algunos de los más comunes:
En las familias tóxicas, es común encontrarse con lo que se llama «vampiros emocionales», Guerra los ha definido como “aquellas personas que, de manera consciente o inconsciente, drenan nuestra energía emocional”. Estos pueden adoptar diversas formas, como:
Vivir en una relación tóxica durante años puede tener consecuencias graves en la salud mental. Guerra ha señalado que si no se gestiona de manera adecuada se puede llegar a desarrollar trastornos del estado de ánimo como ansiedad, depresión, estrés crónico y/o problemas de relación, entre otros. Además, este tipo de dinámicas impactan la capacidad para desarrollar relaciones saludables en el futuro y pueden llevar incluso a generar problemas físicos, como pueden ser problemas gastrointestinales.
La directora del gabinete ha dado una serie de pautas que le pueden servir si usted tiene un problema con algún familiar:
Guerra ha concluido la entrevista, hablando sobre la importancia de romper con los patrones generacionales, ya que las relaciones familiares tóxicas suelen repetirse de generación en generación. Identificar y romper estos patrones es un proceso largo y doloroso, pero necesario para no transmitir los mismos problemas a las futuras generaciones. La familia no siempre tiene que ser fuente de sufrimiento; con esfuerzo y apoyo, podemos construir una nueva forma de relacionarnos, más sana y respetuosa.