Autoexigencia y Perfeccionismo

- -Perfeccionismo y la personalidad Autoexigente
- -¿Qué entendemos exactamente por perfeccionismo o personalidad autoexigente?
- -Factores que influyen en las personalidades autoexigentes
- -Síntomas de las personas autoexigentes o perfeccionistas
- -¿Qué Consejos sirven para Reducir la Personalidad Autoexigente?
- -Adolescentes Perfeccionistas: Cómo la Autoexigencia Impacta el Desarrollo
- -¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos/as con personalidades autoexigentes?
Perfeccionismo y la personalidad Autoexigente
En la sociedad actual, el perfeccionismo a menudo se valora como una cualidad positiva. A primera vista, parece una característica admirable: la búsqueda de la excelencia, la dedicación y el compromiso con hacer las cosas de la mejor manera posible. Sin embargo, detrás de esta búsqueda insaciable de éxito y eficiencia, el perfeccionismo puede esconder un malestar profundo que afecta el bienestar emocional. Montserrat Guerra ha hablado sobre el perfeccionismo y las personalidades autoexigentes en el programa «Más de Uno» de Onda Cero Cantabria.
Según Guerra, vivimos en una sociedad polarizada, donde algunos se exigen de manera extrema mientras otros optan por no exigirse nada en absoluto. Pero a continuación, vamos a hablar de las personalidades autoexigentes.
¿Qué entendemos exactamente por perfeccionismo o personalidad autoexigente?
Guerra ha definido la personalidad autoexigente como la tendencia de algunas personas a imponerse metas y estándares inalcanzables. A menudo, sentimos que debemos cumplir con expectativas extremadamente altas, tanto de la sociedad como de nosotros/as mismos/as.
El perfeccionismo no es lo mismo que querer hacerlo bien o ser detallista. Se trata de una tendencia a fijarse en estándares altos y a ser extremadamente crítico/a cuando no se cumplen. Aunque el esfuerzo por mejorar es parte del crecimiento personal, en las personas perfeccionistas, el margen de error o fracaso se vuelve intolerable. Esto puede generar un ciclo de autoexigencia insaciable y frustración constante.
La directora del Gabinete ha comentado que la personalidad autoexigente está estrechamente relacionada con la constante evaluación que hacemos de nosotros/as mismos/as a partir de un ideal del yo. Este ideal del yo es una representación interna que construimos a lo largo de la vida, influenciada por expectativas familiares, sociales y culturales. Es el «yo» que aspiramos a ser, pero que muchas veces resulta inalcanzable o irrealista. Este fenómeno surge de nuestras voces interiores, que son el resultado de las creencias y valores que hemos interiorizado desde la infancia. Estas voces pueden ser críticas y perfeccionistas, exigiendo que cumplamos con estándares muy elevados, lo que genera una constante sensación de fracaso o insuficiencia.
En la vida diaria, las personas con personalidades autoexigentes suelen experimentar una presión interna continua por cumplir con estándares inalcanzables, no solo en el trabajo, sino también en otros aspectos de la vida: las relaciones, el cuerpo, los logros académicos o profesionales, y más. Estos individuos suelen tener una necesidad constante de demostrar su valía, lo que los lleva a una mentalidad de «todo o nada».
Esta personalidad autoexigente se suele observar en personas con altas capacidades (gran necesidad de perfeccionismo), con alta sensibilidad (todo tiene que ser armónico y emocionalmente feliz), en mujeres autónomas o que han tenido que demostrar mucho para llegar donde están y también en los estudiantes de medicina.
La sociedad de la autoexigencia: cuando el éxito nunca es suficiente
La sociedad moderna promueve la autoexigencia debido a la competitividad que impera en casi todos los aspectos de la vida, desde el ámbito laboral hasta el personal. Las expectativas sociales actuales tienden a fomentar la idea de que, para tener éxito, debemos ser los mejores en todo lo que hacemos. Las redes sociales y los medios de comunicación nos bombardean con imágenes de éxito inalcanzable: el trabajo soñado, el estilo de vida perfecto, el cuerpo ideal, y una vida sin errores. Este fenómeno, conocido como la «cultura de la comparación», tiene un impacto profundo en las personas autoexigentes, que ya de por sí tienden a compararse y a exigirse más de lo que es razonable.
Factores que influyen en las personalidades autoexigentes
- Las Redes Sociales: Las plataformas sociales fomentan una imagen idealizada de la vida. Los usuarios presentan solo sus logros, momentos felices y éxitos, lo que crea una comparación constante con los demás. Esta dinámica puede hacer que las personas sientan que nunca están a la altura, generando una presión interna para mantener una imagen perfecta.
- Entorno Laboral: La competitividad en el ámbito laboral ha aumentado considerablemente. Muchos trabajos valoran el rendimiento sobre el bienestar, llevando a los empleados a sentir que deben trabajar más horas y asumir más responsabilidades para demostrar su valía.
- Normas Culturales y Sociales: La cultura contemporánea tiende a asociar el valor personal con los logros y la productividad. Hay una creencia común de que el éxito se mide en términos de estatus, riqueza y reconocimiento, lo que empuja a las personas a esforzarse sin límites para cumplir con estas expectativas, fomentando cada vez personalidades más autoexigentes.
- Paternidad y Educación: La presión sobre los niños/as y adolescentes para ser perfectos desde una edad temprana ha aumentado. Las expectativas académicas y deportivas son altas, y a menudo se les enseña que el fracaso es inaceptable, lo que contribuye a desarrollar una personalidad autoexigente.
- Impacto de los Medios de Comunicación: Los medios de comunicación, incluidos los programas de televisión y películas, a menudo retratan estilos de vida perfectos y exitosos como la norma. Esto puede influir en la percepción de lo que es necesario para ser feliz y exitoso, aumentando la presión por alcanzar esos estándares.
Síntomas de las personas autoexigentes o perfeccionistas
La directora del gabinete ha comentado algunos de los síntomas que indican una personalidad autoexigente:
- Fatiga crónica, tanto mental como física.
- Conductas compulsivas: Pensamientos constantes de cómo se puede seguir mejorando.
- Insatisfacción constante con los propios logros, incluso cuando son objetivos alcanzados.
- Ansiedad y dificultad para relajarse o desconectar del trabajo o las responsabilidades.
- Procrastinación: Ya que el miedo al fracaso puede llevar a evitar tareas importantes, por ejemplo, irse de vacaciones, etc.
- Perfeccionismo extremo: Donde los errores son vistos como inaceptables.
- Problemas de sueño: Como insomnio debido a la preocupación constante por cumplir metas.
- Una voz interna muy crítica.
¿Qué Consejos sirven para Reducir la Personalidad Autoexigente?
Guerra ha comentado una serie de consejos para reducir la personalidad autoexigente.
En primer lugar, hay que establecer metas realistas, alcanzables, medibles y específicas, y pon límites, aprende a decir “no” cuando sea necesario. Establecer límites claros en tu vida personal y laboral puede ayudar a prevenir el agotamiento.
También hay que practicar la autocompasión. Debemos aprender a ser amables con nosotros/as mismos/as. En lugar de criticarnos por no cumplir con nuestras expectativas, practicar la autocompasión y reconocer que todos cometemos errores.
Otra estrategia es limitar el tiempo en redes sociales, para reducir las comparaciones. Dedica tiempo a actividades que te llenen y no a visualizar la vida de los demás. Crea rutinas de descanso, incorpora pausas regulares en tu día. Practicar actividades relajantes como la meditación, la lectura o salir a caminar puede ayudarte a recargar energías y reducir el estrés. Rodéate de personas que te apoyen y te valoren por quién eres, no solo por tus logros. Fomentar relaciones saludables puede aliviar la presión.
Si la autoexigencia se vuelve abrumadora, considera hablar con un psicólogo/a o terapeuta. Ellos/as pueden ofrecerte herramientas y estrategias personalizadas. A veces, necesitamos que otras personas nos digan las cosas.
Adolescentes Perfeccionistas: Cómo la Autoexigencia Impacta el Desarrollo
Guerra ha comentado que la adolescencia y la juventud adulta son etapas clave en el desarrollo emocional y psicológico de una persona. Es un momento de transición, donde los jóvenes empiezan a establecer su identidad, sus valores y su sentido de autoestima. Sin embargo, para aquellos que tienen una personalidad perfeccionista o autoexigente, este periodo puede estar marcado por altos niveles de estrés y ansiedad. Las expectativas sociales y académicas, combinadas con la presión que se imponen a sí mismos/as, generan un ambiente emocional cargado y difícil de manejar.
Aumento del Estrés y la Ansiedad
Uno de los efectos más comunes de la autoexigencia en adolescentes es el incremento del estrés y la ansiedad. Estos jóvenes suelen imponerse metas extremadamente altas, y cualquier desviación de esos estándares se percibe como un fracaso. El miedo a equivocarse o no estar a la altura de sus propias expectativas provoca un estado de tensión constante, que puede manifestarse en síntomas físicos como dolores de cabeza, insomnio o problemas digestivos, además de malestar emocional continuo. El resultado es una constante sensación de insatisfacción, incluso cuando logran buenos resultados.
Bajo Rendimiento Académico
Paradójicamente, aunque muchos adolescentes autoexigentes tienen un rendimiento académico destacado, la presión interna puede, en algunos casos, conducir a un bajo rendimiento. El perfeccionismo puede derivar en procrastinación, ya que el miedo a no hacerlo lo suficientemente bien hace que posterguen tareas importantes. Además, la ansiedad y el agotamiento mental que acompañan a la autoexigencia dificultan la concentración y el aprendizaje, lo que eventualmente afecta negativamente su rendimiento académico.
Así, aunque parecen ser estudiantes dedicados, a menudo sienten que nunca es suficiente.
Dificultades en las Relaciones Sociales
La autoexigencia no solo afecta el desempeño académico, sino también las relaciones sociales. Los adolescentes perfeccionistas tienden a ser muy duros/as consigo mismos/as, pero también pueden proyectar esas expectativas elevadas en los demás. Esto puede generar conflictos con amigos/as y familiares, ya que esperan que los otros/as también cumplan con estándares inalcanzables.
Además, su tendencia a concentrarse exclusivamente en logros personales o académicos puede limitar el tiempo y la energía que dedican a socializar, lo que dificulta el desarrollo de relaciones saludables y equilibradas.
¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos/as con personalidades autoexigentes?
Para aliviar la presión implícita en la personalidad autoexigente, Guerra ha expuesto varias estrategias clave:
- Fomentar una mentalidad de crecimiento: Es fundamental enseñar que en la vida se aprende de los errores y que equivocarse es parte del proceso. No todo tiene que salir bien, y el desarrollo personal implica enfrentar fracasos y aprender de ellos. Esto ayuda a los jóvenes a liberarse de la necesidad de ser perfectos.
- Proporcionar apoyo emocional: Escuchar y validar las emociones de los adolescentes es esencial. En lugar de minimizar sus preocupaciones con frases como “ya se te pasará”, es importante permitirles experimentar sus emociones plenamente. Esto les enseña a gestionar su mundo emocional de manera saludable.
- Establecer expectativas realistas: Padres y educadores deben fijar expectativas razonables y flexibles, enfocándose en el esfuerzo y la dedicación en lugar de la perfección. En actividades como los deportes, es crucial evitar regañar por los fracasos, ya que esto refuerza la idea de que siempre deben ser los mejores en todo.
- Fomentar el equilibrio entre la vida y el estudio: Es importante que los adolescentes aprendan a equilibrar sus responsabilidades académicas con sus intereses y tiempo libre, promoviendo una vida más balanceada.
- Educación sobre salud mental: Brindar información sobre la salud mental ayuda a que los jóvenes reconozcan cuándo la presión está afectando su bienestar y les da herramientas para manejar el estrés y la autoexigencia.
Como señala Montserrat Guerra, replantear lo que entendemos por éxito y aprender a valorar nuestras imperfecciones es clave para llevar una vida auténtica y plena. Dejar de perseguir metas impuestas por otros y reconocer lo que verdaderamente nos hace sentir realizados es el verdadero éxito.
Para escuchar la entrevista entera puede pinchar en el siguiente enlace: Escuchar la entrevista