Depresión / Ansiedad

Gabinete de Psicología Montserrat Guerra

Depresión:

PSICOLOGA DEPRESIÓN EN NIÑOS SANTANDER- Es una enfermedad asociada comúnmente a los adultos, pero los niños también pueden sufrirla como manifestación de sus vivencias, entre las causas:

  • Entorno de tensión.
  • Por una pérdida.
  • Desordenes en la atención de sus necesidades, de su aprendizaje o de la conducta.
  • Falta de aceptación de una situación.
  • Cambios no superados.
  • tras razones familiares y/o sociales.

El comportamiento de los niños deprimidos es diferente al de los adultos con depresión. Por ejemplo, un niño que a menudo jugaba con sus amigos, empieza a pasar la mayor parte del tiempo solo y pierde el interés por todo, no consigue disfrutar de las cosas como antes.

Algunos síntomas de la Depresión Infantil son:

  • Presenta tristeza constantemente o llora con facilidad.
  • No quiere o le cuesta mucho levantarse por las mañanas.
  • Se pone enfermo ante un acontecimiento importante (examen, comida familiar, cumpleaños…) o lo evita por todos los medios.
  • No tiene ganas o le cuesta mucho jugar con otros niños. En el recreo del colegio está solo y se dedica a dar vueltas, o a estar sentado.
  • Dice que querría estar muerto o habla del suicidio.
  • Otros.

También el mal comportamiento puede esconder una depresión difícil de detectar, porque aunque la tristeza es la manifestación más común, no es la única que se muestra con esta enfermedad.

Bajo estado de ánimo:

PSICOLOGA BAJO ESTADO DE ÁNIMO EN NIÑOS SANTANDER- El bajo estado de ánimo en niños se caracteriza por la persistencia de ánimo triste o irritable y anhedonia. Suele acompañarse de problemas de conducta, irritabilidad, rabietas y desobediencia, cambios en el apetito, sueño y nivel de actividad, poca atención o concentración y sentimientos de baja autoestima. En niños, generalmente, se evidencia un cambio significativo en la manera en que el niño siente, piensa y se comporta y, difícilmente, sin un adecuado apoyo o tratamiento pueden recuperarse por sus propios medios.

El tratamiento psicológico para el bajo estado de ánimo infantil persigue que el niño aprenda a valorar las emociones, sustituir los comportamientos generadores de emociones negativas por otros más adecuados y modificar los pensamientos distorsionados u otros patrones disfuncionales de razonamiento. Ante cualquier intervención en los niños con bajo estado de ánimo, se recomienda la colaboración familiar y escolar, así como la participación del niño.

La terapia psicológica para los niños con bajo estado de ánimo emplea técnicas centradas en la psicoeducación emocional, actividades agradables y reestructuración cognitiva, principalmente.

Conviene explicar al niño la existencia de diferentes emociones, debido a que frecuentemente no son conscientes de las mismas o no saben expresarlas verbalmente. Debemos tener en cuenta durante el proceso que los niños con bajo estado de ánimo suelen sentirse más irritados que tristes y, frecuentemente, se acompañe de síntomas de ansiedad. Concretamente, se realizan ejercicios que les ayuden a identificar y diferenciar las emociones que les hacen sentir bien y las que no (por ejemplo, la alegría, el enfado…), aprender a graduar entre emociones y utilizar palabras concretas que expresen mejor su estado de ánimo, así como el tipo de situaciones o acontecimientos que las generan.

Ansiedad:

PSICOLOGA ANSIEDAD EN NIÑOS SANTANDER- Las manifestaciones de ansiedad en niños se caracterizan por lo siguiente:

sudoración en manos extrema, incremento de la tasa cardíaca, llanto, gritos, náuseas, vómitos, dolores de estómago, vértigo y mareos. De estas manifestaciones pueden surgir las siguientes: dolor de cabeza, pesadillas recurrentes, bajo estado de ánimo, cansancio excesivo y enuresis. Es habitual que exista cierta inespecificidad en el conjunto de estas problemáticas. Por ello, el análisis funcional del problema cobra importancia.

La ansiedad infantil es más común de lo que creemos, se produce cuando el mundo que les rodea les parece incierto o peligroso y sienten miedo o preocupación excesiva. De hecho, aprender a reconocer el peligro correctamente y manejarlo es una parte importante del desarrollo del niño.

Los niños con Ansiedad pueden ser niños que:

  • Se ponen muy nerviosos; ante los exámenes, reuniones familiares, cumpleaños, acontecimientos concretos o situaciones genéricas.
  • Tienen poco autocontrol.
  • Tienen baja tolerancia a la frustración.
  • Están viviendo situaciones complicadas como un divorcio, problemas con compañeros, problemas familiares…
  • Sufren síntomas propios de la ansiedad en los adultos; sudoración, dolores gastrointestinales, palpitaciones, respiraciones profundas…
  • Otros.

En estos casos hay que trabajar con los niños el manejo emocional, que aprendan a gestionar sus emociones, y controlar su ansiedad. Pero también con los padres, para que sepan cómo ayudar a sus hijos en estas situaciones.

Ansiedad por separación física de su mamá:

En niños, este tipo de trastorno se caracteriza por la aparición de miedo o ansiedad desproporcionados e inapropiados para su nivel de desarrollo, normalmente por la separación de los padres de forma física. Los progenitores observan un malestar excesivo y recurrente en su hijo cuando éste prevé o vivencia de forma real una separación de sus padres.

Estos niños se preocupan en exceso por la posible pérdida de alguno de sus padres, como algún daño, enfermedad o muerte. Normalmente se resisten mucho a salir de casa, irse lejos, a la escuela o cualquier otro lugar de la misma manera que lo hagan sus padres. No quieren estar solos en ningún momento, sino que desesperadamente quieren estar con sus progenitores, sin ni tan solo querer ir a dormir solos. Muchas veces, padecen pesadillas repetidas sobre el tema de la separación y manifiestan quejas continuadas de síntomas físicos como dolores de barriga, dolor de cabeza, etc.

La Ansiedad de separación es un proceso habitual del desarrollo evolutivo “normal” del niño. Tiene carácter universal ya que se ha observado su presencia en las diferentes culturas humanas a partir de los 6 a 8 meses de edad. Tiene también un alto valor adaptativo para la especie dado que este tipo de ansiedad produce en el niño estrategias para mantener cerca a los padres y asegurarse así su propia protección ante posibles peligros externos. En épocas remotas donde la especie humana no era la dominante, los niños con ansiedad de separación pudieron tener una mayor probabilidad de supervivencia. Hoy en día, esta ansiedad sigue acompañando a muchos niños en edad infantil de forma natural pero, en algunos casos, se manifiesta de forma muy intensa, persiste en el tiempo y supera lo que cabría esperarse por su período evolutivo. Es entonces cuando podemos sospechar la presencia del denominado Trastorno de Ansiedad de Separación (TAS).

El aspecto esencial del TAS es la ansiedad excesiva relacionada con la separación de las personas a las que está vinculado el niño (normalmente los padres y especialmente la madre) o con la separación del hogar o de otros familiares próximos.

Sus síntomas se manifiestan a nivel cognitivo (preocupación excesiva y persistente a perder las figuras de apego o a que les suceda algo malo), conductual (resistencia o rechazo a acudir a la escuela u otro lugar, negarse a dormir sólo o fuera de casa si no está cerca la figura de vinculación), y somáticas (dolores de estomago, cabeza, pesadillas recurrentes, náuseas, etc.).

síntomas:

1- Malestar excesivo recurrente cuando ocurre o se anticipa una separación respecto del hogar o de las principales figuras de apego.

2- Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las figuras de apego o a que éstas sufran un posible daño.

3- Preocupación excesiva o persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso dé lugar a la separación de una figura de apego importante (por ejemplo, extraviarse o ser secuestrado).

4- Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o a cualquier otro sitio por miedo a la separación.

5- Resistencia o miedo persistente y excesivo a estar en casa solo o sin las principales figuras de apego, o sin adultos significativos en otros lugares.

6- Negativa o resistencia persistente a ir a dormir sin tener cerca una figura de apego importante o ir a dormir fuera de casa.

7- Pesadillas recurrentes con temática de separación.

8- Quejas continuas de síntomas físicos (cefaleas, dolores de estomago, vómitos) cuando ocurre o se anticipa la separación respecto a figuras importantes de apego.