Psicologia Cantabria – Comenzamos un nuevo año y con ello el examen de conciencia que muchos hacemos a modo de reflexiones vitales y propósitos incumplidos.
Existen 3 propósitos, digamos «tipo»: dejar de fumar, apuntarse a un gimnasio y aprender inglés.
Lo más frecuente es que estos buenos deseos se olviden el 2 de Enero, a veces incluso comenzamos una acción para conseguirlos, pero solemos abandonarlos pronto. Porque no nos engañemos, dejar de fumar cuesta, hacer ejercicio en un gimnasio cuesta, y aprender ingles, cuesta y cuesta.
Y en esta cuesta arriba debemos tener en cuenta una serie de consejos que nos pueden ayudar a conseguir al menos el 50% de lo que nos proponemos, y que siendo realistas, es más de lo que normalmente conseguimos.
-Debemos plantearnos retos fáciles y concretos, de este modo, el comienzo es más fácil y siempre tendremos tiempo para intensificar, por ejemplo, no podemos dejar de fumar de un día para otro pero podemos comenzar por reducir el consumo, la primera semana fumaremos un par de cigarrillos menos, y así progresivamente, si una semana no conseguimos reducir, al menos nos mantendremos. No hay que olvidar que a cada pequeño avance nos reforzaremos en nuestro objetivo porque nos iremos sintiendo bien ¡Podremos!
-Adquirir rutinas que nos ayuden en nuestro empeño, de este modo, esa cuesta se hace más llevadera al apoyarnos en otras situaciones que no nos cuestan tanto, por ejemplo, si acudir al gimnasio nos da pereza y buscamos excusas para saltárnoslo, podemos buscar puntos de apoyo a modo de rutinas, como por ejemplo hacerlo siempre después del trabajo sin pasar por casa, hacerlo antes de hacer la compra e integrarlo en las cosas que necesariamente hay que hacer entre diario, o reservar alguna actividad en las instalaciones cuya anulación requiere por nuestra parte más esfuerzo que su asistencia. Seguro que sabes cómo boicotear tu pereza.
-Pedir ayuda, el apoyo de los demás es fundamental, si nos apuntamos a una academia de idiomas y un amigo constantemente nos propone tomar algo a esa misma hora, difícilmente optaremos por asistir a clase, por supuesto que disfrutar del tiempo libre con amigos es infinitamente más atractivo. Si pedimos ayuda a las personas que tenemos a nuestro alrededor para que apoyen nuestros propósitos, conseguiremos que las «tentaciones» se minimicen. Siguiendo un régimen alimenticio… ¿Quién no le ha pedido a su madre que no le prepare ese bizcocho tan rico en alguna ocasión?
-Asumir la culpa en su justa medida, la consecución de los objetivos es una carrera de fondo en la que a menudo hay retrocesos, abandonos, y circunstancias que surgen y que tienen prioridad frente a nuestros deseos, no pasa nada, pero debemos tener presente que lo fundamental es volver a intentarlo, incluso con más probabilidad de éxito porque habremos aprendido de la experiencia.
Y si descubrimos que disfrutar de la vida es más gratificante que luchar contra un michelin pues también habremos conseguido algo de nuestro importunista propósito de año nuevo. Quizás haya otros propósitos y decisiones con más peso en nuestra vida que sí nos den esa felicidad que buscamos.
Porque hemos hecho referencia a objetivos más o menos cotidianos y alcanzables, existen otros propósitos más difíciles de conseguir, y que forman parte del ámbito privado y personal más costoso, propósitos como tomar decisiones que afectan al trabajo, la pareja, familia… decisiones que aplazamos el resto del año y que el comienzo de uno nuevo nos «hace despertar» (como si al acabar el año debiera acabar también una situación concreta de nuestra vida), aquí entran en juego las decisiones y herramientas internas y externas que cada persona posee, pero este tema requiere consideraciones psicológicas de otro tipo y será el objeto de otro post.